8.1.21

Sesgos

Un golpe a estos muros escasos de pintura y de aquello que cuelga
veo mi rostro en el espejo fragmentado e inservible
y aunque, ya no amanece y ese es mi problema,
de los muchos que carecemos de nuestra propia fe,
mi palabra se arraiga a lo que llaman divino...

Pero, necesito la fuerza de una palabra
que no venga de mí y de aquello que me detone,
tanto que ¿he dejado de amarme para ir a esta guerra?
Incluso, dilucida mi mente entra en catarsis,
y el velo de lo que fue la mañana, me cubre en este funeral de oscuridad.

Giro sobre mi torso desnudo y miro hacia el jardín de mi desdén
en donde el sauce que distingo se transforma en cobertura para el carboncillo
y el aire hace volar aquel papel que permanecía sobre la mesa,
con trazos y líneas en los que soy el hombre que dibuja su muerte
o con los que la muerte dibuja nuestra imagen de hombres.

Quizás solo estoy ebrio de locura, de ansiedad, hermetismo… 
Porque la realidad está mitigando mis ojos tenuemente
y voy viendo en el adoquinado, un líquido derramado saliendo del vaso
que anteriormente he servido, bebido y disfrutado
Al arrebato de la gracia de mis circunstancias.

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